Todos hemos oído hablar alguna vez de un agujero negro, pero sabemos en realidad ¿qué es? Un agujero negro es una región finita del espacio en cuyo interior existe una concentración de masa lo suficientemente elevada como para generar un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. Sin embargo, los agujeros negros pueden ser capaces de emitir radiación, como Cygnus X-1 no procede del propio agujero negro sino de su disco de acreción. La gravedad de un agujero negro, provoca una singularidad envuelta por una superficie cerrada, llamada horizonte de sucesos. El horizonte de sucesos separa la región del agujero negro del resto del universo y es la superficie límite del espacio a partir de la cual ninguna partícula puede salir. Se conjetura que en el centro de la mayoría de las galaxias, entre ellas la Vía Láctea, hay agujeros negros supermasivos.
La gravedad de un agujero negro puede atraer al gas que se encuentra a su alrededor, que se arremolina y calienta a temperaturas de hasta 12 millones de grados Celsius, esto es, 2000 veces mayor temperatura que la superficie del Sol. En las cercanías de un agujero negro se suele formar un disco de acrecimiento, compuesto de materia con momento angular, carga eléctrica y masa, la que es afectada por la enorme atracción gravitatoria del mismo, ocasionando que inexorablemente atraviese el horizonte de sucesos y, por lo tanto, incremente el tamaño del agujero.
En cuanto a la luz que atraviesa la zona del disco, también es afectada, tal como está previsto por la teoría de la Relatividad. Hasta hoy es imposible describir lo que sucede en el interior de un agujero negro. Los agujeros negros contienen toda la masa de la estrella en un punto matemático, que es lo que se conoce como singularidad. Existen resultados matemáticos sólidos bajo los cuales una teoría métrica de la gravitación predice la formación de agujeros negros.
Así que, ¿qué es lo que ocurre si accidentalmente caes en uno de estos agujeros negros? A medida que aceleras hacia el horizonte de eventos, te estiras y contraes. Es más, cuanto más cerca estás del horizonte más lentamente pareces avanzar. Al llegar al horizonte, te ves congelado, mientras el calor, cada vez mayor, comienza a engullirte. Antes incluso de cruzar hacia la oscuridad del agujero negro, eres reducido a ceniza. Los agujeros negros deforman el espacio y el tiempo de una forma tan extrema que dentro del horizonte de estos fenómenos ambas dimensiones intercambian papeles.
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