martes, 6 de diciembre de 2016

La Tierra contra nosotros.

                                    Yellowstone, el volcán de la extinción

     Parece que el supuesto fin del mundo esté muy lejos, y es verdad, pero hay más formas para que sea un fin del mundo para el hombre. Ni meteoritos, ni zombis, ni choque de planetas o comidas cósmicas. El fin del mundo para la raza humana puede ser muy diferente. Existe un parque en Estados Unidos, muy famoso y visitado, sin embargo, algo aterrador esconde a sus pies... 
El maravilloso Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, puede parecer tranquilo, pero lo que muchos no saben es que está situado sobre un violento volcán. Ahora, los geólogos han identificado las aéreas del parque con más posibilidades de volver a entrar en erupción. Según un nuevo estudio, lo más probable es que la próxima gran erupción de Yellowstone tenga lugar en una de las tres zonas de fallas paralelas que atraviesan el parque de norte a noroeste. Normalmente se habla de la región de Yellowstone como de un supervolcán, pues expulsó más de mil kilómetros cúbicos de ceniza y lava en una sola explosión. La más reciente de estas explosiones tuvo lugar hace unos 640.000 años. Al estudiar el contenido de titanio de las corrientes de lava, el equipo de Girard determinó que estos flujos surgieron rápidamente de la cámara de magma a una profundidad de entre 6 y 12 kilómetros.

       Los geólogos están de acuerdo en que sería una explosión como ninguna de las que hemos conocido hasta ahora, y hemos conocido unas cuantas. Se calcula que el área de destrucción directa causada por la onda expansiva sería de aproximadamente 60 kilómetros de radio alrededor del parque. Sin embargo, el mayor problema serían los millones de toneladas de cenizas que el volcán lanzaría al aire. Estas cenizas aumentarían primero la temperatura del planeta como un invernadero, para enfriarla después en el equivalente a un invierno nuclear. El cambio en el clima sería dramático, y acabaría con la mayor parte de las cosechas. La ceniza, al caer, también envenenaría acuíferos y destrozaría gran parte del equipamiento fabricado por el hombre. Las consecuencias, en definitiva, serían globales y muy graves. Da igual donde vivas, su ceniza te alcanzará.

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